

Hanoi estrena, empapa y ensordece. Ruido humedad y un ritmo infernal que agotan y enganchan de forma irremediable al mismo tiempo.
El corazón de Hanoi es pura taquicardia: cláxones, griterío, variopintas mercancías en plena calle y una invasión de motos. Al sumar una tropical y sudorosa atmósfera, y algún diluvio esporádico, imaginen al atónito viajero que acaba de bajarse del avión. Pero inexplicablemente, pasear (y sobrevivir) a la capital de Vietnam engancha cual sana droga dura, y resulta un ejercicio imprescindible para quien viaja al país del oro blanco.
El pais